miércoles, octubre 13, 2010

Características de un hombre de bien


Entre las cosas comunes que comparten los hombres de bien está el hecho de no solo "descubrir" su destino, está en transformalo.

Charles Chaplin, escapado del horfanato y vagando por las calles buscando qué comer, se veía a sí mismo como el mejor actor del mundo. Su destino estaba marcado: seria un huerfano más en las estadísticas, desnutrido, abandonado y sin posibilidades de convertirse en una persona útil para la sociedad. Para Chaplin, descubrir lo que le deparaba el futuro no fue un problema, el destino le había repartido los naipes, ya las cartas estaban sobre la mesa y tenía un futuro de fracaso asegurado. Chaplin "descubrió" su futuro, obviamente no fue de su total agrado, así que transformó su destino. Característica de un hombre de bien.

Hoy, muchos jóvenes están ajenos a una mortal realidad que vivie el país. Hay una guerra desatada en nuestras ciudades y está cobrando vidas humanas minuto a minuto. Pandillas, alcohol, mala prácticamédica, accidentes de tránsito, sicarios, asaltos, etc., ponen su granito de arena cada día y cada noche para arrebatar vidas de ciudadanios inocentes y así colaboran para que las estadísticas aumenten. El futuro del Ecuador está asegurado, si las cosas siguen así, en algunos años ya no habrá cudadanos a los cuales cuidar, quizás todos estemos muertos o medio muertos.

Cuando el 30 de septiembre el país vivó una de sus horas más tristes, no por la revuelta policial, si no por descubrir lo ladrones y corruptos que podemos ser, por ver como la moral guayaquileña está cogida con alfileres. Fue una hora oscura descubrir a todas luces que a nuestros niños les decimos lo que está mal, peor cuando hay la opotunidad podemos ser monstruos y saqueadores, como los piratas que nos invadieron cientos de años atrás. Si por moralidad se trata, Guayaquil también tiene su futuro asegurado, cualquier otra crisis semejante y nuestro propio vecino, con el que comemos encebollado un sábado cualquiera, podría ser quien amenace nuestra vida y nos robe la casa un viernes cualquiera.

Las iglesias, bien gracias. Los más sensibles se pusieron a llorar, otros a orar y llegado el sábado se persignaron y siguieron sus vidas como que nada ha pasado, pero, "algo ha pasado" y sigue pasando. Gente indolente, incapaz de sentir afecto natural por el más necesitado. Gente que reza y ora cuando los balazos le zumban en su propia esquina, pero mientras los mismo balazos matan gente en otro barrio no ha sucedido nada de qué preocuparse. La realidad es que si de la religión dependiera, también Guayaquil tiene su futuro asegurado.

Si de alguien depende el futuro de esta nación, es sin duda de hombres de bien, gente que a pesar de ver claramente "el futuro" es inconforme a una herencia que no desea. Seamos gente 100% inconforme y 100% comprometida con transformar este destino que no ha sido trazado por Dios.

No hay comentarios: