domingo, junio 13, 2010

FERNANDO 3:16




Nos han enseñado que Juan 3:16 es el corazón de la Biblia, en vista que revela el corazón de Dios y Su inmenso amor por “las almas”. Sinceramente creo que en este proceso “salva almas” en el que la iglesia se ha metido desde hace algunos cuantos añitos, se han ido perdiendo los auténticos valores, deseos, colores, y luces de la voluntad de Dios y el sincero deseo de Su corazón.

En la charla “secreta” entre nuestro Dios y el sabio Nicodemo, he encontrado secciones que realmente son cinematográficas y divertidas, primero, el sabio Nicodemo llega como bueno a decirle al Señor: -Maestro, sabemos que Dios te ha mandado, porque te respalda con las señales y milagros que haces en todas partes… Qué caretuco… cómo diría Correa, “cuánto cinismo”. Si el sabio Nicodemo, tanto creía en Jesús, ¿por qué lo busca de madrugada, tapiñado y en voz patucha? La gente cínica tiene tan poca visión.

Nicodemo, esa fría madrugada (por ponerle más drama, porque quizá hacía calor) tenía a Dios mismo, en persona frente a él. El Santo Dios de los judíos, Yahveh (יהוה, YHWH), el Altísimo, aquel cuyo nombre ni se pronuncia por ser tres veces santo, estaba frente a Nicodemo, rascándose los ojos de sueño y bostezando, y Nicodemo como bueno le dice: -maestro. ¡Lámpara! Es de suponerse que uno de los principales entre los religiosos de esa época, “algo” sepa acerca de Dios y lo reconozca al verlo… No fue así.

El Señor mismo da la clave para entender a Nicodemo, antes que lo juzguemos mal y lo saquemos de nuestra lista de Navidad. El problema de Nicodemo no era superficial, no era ni su educación, ni su formación religiosa ni su pecado, ni el sueño, el tema era simple: -si no naces de nuevo, no puedes ver el reino de Dios. Me imagino al Señor Jesús mirando a Nicodemo después de escucharle el saludo y casi puedo escuchar sus pensamientos: -Nico, si nacieras de nuevo, verías que soy Rey.

La “Gran Comisión”, ha sido traducida como “ir por todo el mundo y hacer repetir la oración del pecador a toda criatura”. Recorrer las naciones y cumplir esta “comisión” ha sido la meta de mucha gente en las iglesias y ha sido el discurso de desafío obligado por generaciones en los más selectos púlpitos de las iglesias evangélicas. Hacer que la gente “nazca de nuevo” se convirtió en meta evangélica, pero Jesús tiene una meta distinta.

Mientras un evangélico de la actualidad piensa que hacer “nacer de nuevo” a treinta personas por mes es lo máximo, Jesús mira a Nicodemo y le dice: “tienes que nacer de nuevo para ‘ver’ el reino de Dios.” Así es… el nacer de nuevo, según nuestro Dios, no es la meta, es recién el punto de partida. ¿Recuerdan cuando Dios llevó a Moisés a la entrada de Canaán y le dijo: -mira, esta es la tierra que te prometí, de la que te dije que fluía leche y miel? Pues es algo similar, el nacer de nuevo, solo nos pone en el punto de partida, no es el final. El “ver” Canaán no quería decir que ya “estaban” en Canaán. Les faltaba entrar, lógicamente.

Cuando nuestro Señor, ya tenía unos segundos de charla con Nicodemo (en esa fría madrugada) le dijo: -Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios… El verbo usado antes fue “ver”, ahora el Señor Jesús usa el verbo “entrar” y marca dos momentos diferentes del trayecto del “recién nacido”. Una cosa era nacer para “ver”, otra es nacer para “entrar”.

Casi puedo imaginar los pensamientos del Señor al hablar con el sabio judío: -Nico, si nacieras de nuevo, verías el reino de Dios… verías que soy Rey… y verías también que tú eres un hijo del Rey y heredero de un reino sin fin.

La religión nos ha enseñado a repetir la “oración del pecador” para entrar en una iglesia y la tradición nos ha acostumbrado a mantener el culto y las tradiciones para permanecer dentro de esa iglesia, y ahí estamos: brincando, saltando, gozando, meneando. Mientras los “cultos” juveniles se han convertido en cuasi discos-cristianas, con luces de colores, humo, bandas, shows, pantallas gigantes y “chiquillos” bailando, Jesús le sigue diciendo a los Nicodemos de todas las edades: -Nico, nace de nuevo, para que veas todo lo que te estás perdiendo.

jueves, junio 03, 2010

¿EVANGÉLICO? ¿PARA QUÉ?

No me interesa ser evangélico, para nada. No gracias, tengo bastante con ver las luchas de la WWF. No me interesa ser evangélico, de niño vi al Hombre de los Seis Millones. No me interesa ser católico ni budista ni musulmán. Ya tengo suficientes héroes de ficción. Nunca anhelé ser el Hombre Araña, ni Superman, para qué ser evangélico. Creo que ya tuve suficiente ficción cuando fui niño, y la ficción me gusta entenderla como es, no creo que sea buena idea ‘creer’ que la ficción es verdad.

Alguien dirá, que le tengo pica a los evangélicos, pero no es verdad... Les tengo pica a todos las religiones, no es nada personal con el grupo mencionado. Solo sé que los monstruos más crueles que he conocido en mi vida, han sido religiosos, y eso es todo lo que diré con respecto al tema, no los odio, solo sé quiénes son. No odio las plantas venenosas, pero sé de gente que ha sido herida por ellas. No odio a los tiburones, pero pensaría dos veces antes de nadar entre ellos porque los conozco. No odio a los alacranes, pero sé lo que son capaces de hacerme, los conozco.

Los evangélicos que conozco, tienen la particular virtud de inventarse un Jesús a la medida de sus gustos. Alguien les ha dado la licencia de “crearse” un Jesús “a la carta”. No quiero vivir engañado, por eso huyo de esa influencia. Sé que hay evangélicos que por encima de su membrete religioso, expelen una fragancia a Cristo que no se puede ocultar. Sé que hay entre las filas de los evangélicos hay personajes tan increíbles que me hacen extrañar menos al Jesús que nunca conocí en persona. Cuando estoy con ellos me place abrazarlos y tenerlos en mi casa, y tratarlos como me hubiera gustado tratar a Jesús de Nazaret.

A esta gente la tengo catalogada como ‘la gallada de Dios’, han trascendido el concepto de ser ‘seguidores’ para vivir la dimensión de ‘discípulos’, han ido más allá de seguir una doctrina y respetar un credo, han descubierto el propio deseo de su Dios por llevarlos a conocerlo a Él mismo. Son gente tan exquisitamente humana y divina que no me deja duda de la realidad que Dios es capaz de vivir dentro de un espíritu humano en este siglo y en esta ciudad.

Pero, la mayoría de los religiosos que conozco saben a ciencia cierta que el Dios que siguen es inventado. No digo que Dios sea un invento, digo que ellos se han inventado un ‘dios’ a su imagen y semejanza. Esta raza caída de ‘evangélicos’ sabe que el Dios verdadero al cual no les da la gana de seguir, no le aguantaría sus cochinadas. Quieren tener de lejos al Dios verdadero, porque tenerlo cerca requiere de muchos compromisos, abstenerse de gustitos y sabores exóticos. Si eres religioso, sabes de lo que te hablo.

De niño tuve héroes de ficción y siempre supe que eran de ficción. Nunca quise ser “ellos”, sabía que eran de ficción. No quiero ser evangélico por eso. Los religiosos que conozco siguen a un Dios que no conocen. Algunos evangélicos que conozco, no se interesan por conocer al Dios que dicen conocer, no está entre sus metas, están felices con tener un héroe de ficción. No me interesa ser como ellos.

¿Recuerdan G.I. Joe? Yo me identifiqué mucho con el personaje vestido de negro, que tenía de mascota, mejor dicho de compañero un lobo. No recuerdo su nombre, pero ya me acordaré, solo recuerdo su nombre código Snake eye. Me fascinaba, era un comando silencioso, fue considerado muerto y rescatado por unos esquimales, creo, que lo curaron con unas plantas que le limpiaron la radiación y, en fin.

Nunca me creí Snake Eye sabía que no podía ser él, porque no existía. Hoy he visto tantos evangélicos que “saben” que no pueden ser como Jesús, porque creen que él es ficción. Así que ya que no lo pueden conocer o no quieren hacerlo, se lo inventan conforme a sus necesidades... siguen un personaje de ficción.

Era chévere pensar que así como Snake eye yo había tenido una etapa de mi vida en la que estuve muerto para los demás, pero que alguien me había rescatado y me había dado un nuevo chance, además un compañero que me ayude a cada paso. Además, al regresar a la vida, con mis heridas ya curadas, mis poderes se habían afinado y estaba más preparado para defender al débil y luchar contra las fuerzas de Cobra el archi-enemigo de los G.I. Joe.

Prefiero pensar que Dios ha hecho en mi vida un milagro como el del comando Snake Eye y seguirle fiel sabiendo a quien sigo de verdad, sin creerme nada.

¡Olvídalo! No me interesa ser de esa clase de ‘evangélico’, prefiero seguir al Dios real que ama al pecador, no lo solapa, no lo etiqueta, no lo acusa; da respuestas, no juicios; da la mano, no el reglamento; da vida, no dogmas; que me perdona, no se me hace el loco; que me santifica, no me martiriza; que murió por mí, que viene otra vez. Hoy quiero vivir como un hijo de Dios. Las cosas más lindas de la vida la religión me las robo. Jesús me ha dado todo lo lindo de la vida. A la religión no le debo nada, a Jesús le debo todo y por eso lo sigo.