lunes, julio 24, 2006

OXÍGENO


Trabajo en un canal de TV. La moderna estructura del edifico está coronada por antenas de todo tipo lo que le da una pariencia futurista. Es un gran cubo color naranja sin ventanas ubicado a poco metros de un pequeño estero flanqueado por mangle que da hogar a garzas, iguanas, ardillas y demás especies silvestres casi en la mitad del casco urbano. Es muy interesante salir a la cafeteria ubicada a 30 metros de la estructura principal y verse rodeado de iguanas y cantos de aves bancas como la neive resplandesciente. Los mangles se elevan a caso 10 metros de altura del que cuelgan iguanas de verde fosforescente. No se si uds. pueden diferencias entre el 'sabor' del aire que se respira dentro de un edificio moderno y el aire que corre libre moviendo las copas de los árboles y eleva los pájaros. En el edificio donde trabajo es prohibido fumar y el aire no es pesado, pero al pasar por la puerta principal y salir al espacio inmenso de las áreas verdes y parqueo se siente la diferencia entre el aire de dentro y el 'nuevo' que corre afuera. Al abrir las amnplias puertas de vidrio y respiran profundamente puedo sentir como el aire hincha mis pulmones y las particulas de oxígeno se impregnan en mi cerebro y pulmones desintoxicándome en foma casi instantánea, al exalar siento que mis tensiones se alejan, mis músculos rejuvenecen y se me aclara la vista. parpadeo un par veces antes de seguir mi camino l la calle y he recobrado algo que perdí al respirar aire viciado todo el día. Cuando pienso en cómo explicarle a alguien sobre la oración se viene a mi mente la experiencia de salir del trabajo cada día: El rendirme ante el aire nuevo, el reconcoer que he estado respirando un aire pobre todo el día y que necesito y anhelo llenarme de vida y de oxigeno... Así es orar. Podría decir con sicenridad que en estos momentos de mi vida Dios me habla por medio de pequeñas cosas como una buena bocanada de aire y descubro la parábola del aire fresco. Qué buen 'Gracias Señor' puede salir de alguien que recibe lo que espera. Ese aire fresco y rico que repleta mis pulmones me hace decir: -Gracias Señor. Y como es Su costumbre Él se pone de pie junto a mi como diciendo:-¿Me llamaste? Es hermoso, Jesús es hermoso, ¿qué les puedo decir? Él complementa la experiencia de oxigenación con sus Palabras: -Buscar el Reino de los Cielos en oración es como el hombre que ha estado encerrado en sus labores y sale a buscar oxígeno, al abrir la puerta lo hace con felicidad, sabiendo que recibirá exactamente lo que ha anhelado y necesita, disfruta de ser invadido de la naturaleza y calidad del nuevo aire que absorbe con gusto.... Bueno, Jesús me sigue diciendo más cosas sobre la oración mientras caminamos hasta la esquina a esperar el bus. Él disfruta de darme lecciones de ese tipo, sin las poses doctorales y verticales que suelen adoptar algunos predicadores modernos. Qué bueno que el estilo 'antiguo' aún está vigente, hasta ahora no recuerdo ninguna Palabra suya que no haya sonado cariñosa, paciente, acertada, fraterna. Qué bueno eres Jesús y qué buena idea tuviste al inventar el oxigeno y la oración.

martes, julio 04, 2006

EVANGELIO, TESTIMONIO Y SECO DE GALLINA


Son las 10h20 de la mañana, el hambre es atroz, terminó el programa y yo debería entrar a una reunión en le canal llamada 'post mortem' en la cual se evalúa todo el desempeño del equipo durante la transmisión, pero el hambre me mata. Sé que si me doy prisa aún encontraré comida en una carretilla que queda tras el edificio de PORTA.

Paso por la garita casi sin despedirme y cruzo la calle, en mi mente solo veo la imagen de un plato grande tipo bandeja lleno de arroz amarillo acompañado de una pechuga de pollo hecha seco. Ya seinto en mi garganta la sensación refrescante de la soda y huelo a lo lejos el aji criollo que tienen en la carretilla. Otra cosa que viene a mi memoria es el sonido de la radio que esta siempre encendida a todo volumen. El dueño del negocio es un hombre sencillo de mediana edad, trabajador, atento y evangélico. Él sintoniza todos los días una emisora evangélica en la que la programación varía entre predicaciones de eventos masivos grabadas en estadios, iglesias y demás. En estas programaciones solemos escuchar todo tipo de gritos, llantos, insultos a la religión católica, interpretaciones de lo más diversas de textos bíblicos, consejos para vivir mejor y algo de música llamada cristiana. Cuando llegan los clientes, las palabras que se escuchan son: -Hermano, qué tiene. Todos saben que el dueño es creyente y le llaman 'hermano'. El hombre responde amablemente: -Dios bendiga, tenemos guata, seco y estofado de gallina...
Yo llego, saludo y escucho el menú mientra meto mi mano al bolsillo para ver si tengo suficiente para dos colas. Positivo. Pido secoy estoy hecho. Si tiene pechuga, mejor.
Mientras me sirve el 'hermano' le pido un pastel de chorizo para compeltar y veo que tras el canasto de pasteles asoma una cabecita despeinada. Se trata de una betunero pequeñito que de reojo mira las sobras de los otros clientes. El niño es de la sierra, no tiene más de 7 años de edad, sus cachetes tostados por el sol, los ojos negro pechiche y su dentadura es perfecta y sana que muestra cuando lo miro y me sonríe. Junto a él otro muchachito compañerito de trabajo, coje su cajita de betún para sentarse arrimado a la pared que está pintada con propaganda política sobre fondo blanco.
La radio no deja se sonar y aunque el predicador que grita como loco puede distraer y asustar a cualquiera, no puedo evitar recordar las palabras del Maestro mientras veo a los betuneritos frente a mi.
Sé que no tengo mucho dinero y si hago lo que estoy pensando no podré tomarme dos colas como es mi costumbre. mientras toco las monedas en mi bolsillo suspiro resignado, pero una caricia tibia me recorre por todo el cuerpo, empiezo a respirar una fragancia única y toda alma se siente abrazada por Su presencia, mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas y sé que Dios se ha parado junto a mi como a veces acostumbra hacerlo. Me encanta cuando hace eso aunque me sobrecoje de tal manera que mi primera idea es tirarme de rodillas sobre mi cara, pero Él me sostiene. Es dificiel de explicar, pero de alguna manera Él me hace oir su voz y con la garganta casi cerrada alcanzo a decir: -Jefe, póngase un sequito de gallina pero repartido en dos platos, para los muchachos. La clientela me mira al disimulo por un instante y los betuneros se miran entre ellos y se ríen. El 'hermano' sirve contento y bien 'despachado', pone arroz amarillo, jugode seco y una alitas en cada plato y se los pasa a los chicos. El Señor sigue parado a mi lado y me dice: -¿Viste?. Yo recuerdo lo complicado que es a veces explicar el asunto del testimonio, pero en ese momento Jesús, como es Su costumbre me enseñó con acciones lo que se debe hacer. Los niños me miran mientras comen y se señalan la garganta antes de reirse a carcajadas. Entiendo la seña y le digo al dueño: -Jefe, deles colitas. Otra vez laclientela que ya está terminando su pedido me mira. El Señor me dice: -¿Viste? Yo le digo que si me visitara más a menudo todas las dudas sobre la vida se caerían como pétalos marchitos.
Ya sé lo qué es el testimonio, lo que es el evangelio. Hacerle caso a Dios y dar la mano a los que tenemos cerca. Es una enseñanza que muchos líderes mudiales y religiosos deberíamos aprender. Yo le decía: -Señor, ¿cómo hubiera sido chévere que en este kiosko vengan a comer algunos pastores que conozco. Pagué la cuenta, los chicos volvierona sonreir. El dueño se preguntaba si yo era cristiano, el tipo de la radio seguí gritando versículos a una velocidad asombrosa, el Señor y yo cruzabamos la calle... Con la servilleta que tenía en la mano me limpiaba las lágrimas que nadie habia visto tras mis gafas y el Señor me volvía a preguntar: -¿Viste? Yo le decía: -Contigo quien no ve, Señor. Y me abrazó mientras cruzabamos la Av. Fco. de Orellana de regreso a mi oficina.
Fui niño, fui hombre, fui hijo. Eso creo que es evanelio y testimonio... Todo gracias a un seco de gallina de más. Te amo, mi Rey, eres lo máximo. Nunca dejes que te extrañe.